viernes, 6 de febrero de 2009

GenPets, ingeniería biogenética

Algunos habrán recibido un correo electrónico alarmante con respecto a unas nuevas criaturas desarrolladas por la compañía GenPets, las cuales son consideradas mamíferos, respiran, tienen músculos, piel, sensaciones y emociones, pero son alteradas genéticamente para hacerlas dóciles, de mínimos cuidados, hipoalergénicas y seguras para los niños. Son vendidos en paquetes plásticos, cual juguete, ya que la idea es que cualquiera pueda adquirir uno; no sufren pues están en una suerte de estado de hibernación. Su alimento es una serie de compuestos creados por la compañía y traen (o se compran) unas drogas que, inyectadas a través de tubos, controlan la personalidad del animalito.








Hasta ahora suena extraño, terrible, con opiniones encontradas y fuertemente polémicas. Lo he recibido varias veces con mensajes de gente siempre horrorizada pero nunca dispuesta a ir más allá (sin intenciones de ofender a nadie). El asunto es el siguiente: son un experimento social.





Los muñecos son creados por el artista Adam Brandejs, quien planteó una prueba que pondría sobre el tapete conflictos contemporáneos tales como el alcance del marketing, los límites de la ingeniería biogenética y el consumismo ciego. Construyó las criaturas, los empaques y la página web oficial de GenPets, que contiene toda la información del producto, preguntas más frecuentes, imágenes y demás. Es todo falso.





Brandejs se plantea preguntas y nos las hace a nosotros: "piensa por qué es que, probablemente, como mucha gente que ha visto el trabajo, lo encuentran altamente perturbador en algún nivel, y sin embargo aún sienten la necesidad de comprar uno. ¿Por qué estás tan inclinado a comprar cosas, sin importar qué son? y ¿qué es lo que hace a este concepto tan perturbador, o no perturbador, para ti?".





¿Será que el arte contemporáneo, o al menos un porcentaje de éste, tiene la tarea de señalarnos aquellos problemas, conflictos y hasta disfunciones que el ámbito contemporáneo inyecta en cada uno de nosotros hasta hacernos sentir que las reacciones más insólitas son completamente normales? ¿Nos señala que en el mundo de la información digerimos todo lo que leemos sin realmente procesarlo? ¿O simplemente nos da la tarea de plantearnos preguntas que podrán o no ser respondidas en algún momento?